Me siento contenida en un espacio sin fondo, donde las fibras me raspan las ideas, los brotes de ansiedad me llevan a imaginar historias sin sentido, cuentos felices y sueños reprimidos.
Acorralaba mi cuerpo como un animal herido, me acechaban mis propios recuerdos, corría bajo las penumbras de mis monstruos...
Mis deseos sexuales son descritos por encuentros casuales, donde las limitaciones del cuerpo no existen.
Leía la calma del aire y escuchaba como repicaban las campanas de la Iglesia donde vas a confesar tus bajas pasiones de las cuales eres castigado... pero nunca te ayudan a salir de ellos.
Es ahí donde se albergan nuestras más cálidas y escalofriantes fantasías...
Yo vivía con la culpa de un cuerpo sexuado, vivía con la carencia de ser tocado, hoy vivo con la rudeza de ser trastocado...
Busco sensaciones que me trasmitan lo que sienten al ver un cuerpo reconocido...